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Camaná Hermosa N° 14

Camaná Hermosa N° 14

miércoles, 17 de agosto de 2011

Iglesia de Camaná: Apuntes

Por: Eloy Lima Olivera



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Iglesia de Camaná a fines de la decada del 70'
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Hacia el año 1970 el edificio de la nueva iglesia de Camaná era una obra inconclusa y de avance lento. Su moderna silueta de prisma triangular apoyado en una de sus bases, con curiosos alerones también triangulares a modo de refuerzo en la base, ya destacaba como el edificio mas alto de ciudad y la estructura vanguardista-muy elemental en ese entonces-de seguro llamaba la atención a los viajantes.


Sin embargo ya cumplía con sus operaciones regulares de atención a la espiritualidad.


Ello a pesar de que la solidez estructural del concreto estaba bastante lejos de tener los acabados y complemento de artísticos vitrales que ahora seguramente la hacen tan atractiva. Por dentro, un inmenso suelo en bruto y paredes inclinadas que se unen a mas de veinte metros de altura, con huellas de junturas por vaciado con predominio del verdoso color del cemento, destacaban sobre el pequeño altar provisional ubicado al fondo. Una obra monumental cuyo costoso presupuesto dentro del panorama económico inflacionario a finales del gobierno militar tal vez fuera el principal causante de la demora.


En esas estábamos, cuando un día el Director del Colegio Nacional Sebastián Barranca, don Nicolás Flor Flor convocó al alumnado para informar que debíamos sumarnos a una cruzada cívica de una jornada completa (un día) para conseguir dinero en apoyo a la prosecución de la obra.

Señor Director: ¿Y no podríamos, en lugar de perder un día de estudio, hacer una donación de 10 Soles por alumno para la obra?

La palabra era de Jiménez Huayra -“Menes” para los amigos- un chico que destacaba en Pintura y frecuentaba el grupo de los Guzmán cuyo fuerte era el arte. Diez soles de esa época no eran poca cosa. Representaba por lo menos el precio de media jornada para un labrador, o el costo de “una lata de machas” puesta en mercado camanejo. Y una lata (recipiente con una capacidad de 25 litros) se extraía en aproximadamente media jornada según el standard para un principiante machero.

No es lo mismo -replicó el Director- porque donar trabajo es diferente a donar dinero. Porque el trabajo, el esfuerzo, aunque acarree sufrimiento, te hace identificarte plenamente con los objetivos de la obra. Verás que es mucho más gratificante decir “Yo aporté mi trabajo en la construcción de esa obra”, que “Yo regalé diez soles para la misma”. El valor del trabajo no cae en la relatividad del precio del dinero. No se deprecia.

Premonitorias palabras. El tiempo ratificó lo dicho por don Nico.

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Foto reciente de la Catedral de San Miguel de Camaná

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La jornada fue entretenida. Se formaron grupos de trabajo. Cada uno con un tesorero que portaba una alcancía metálica sellada. Una sabia medida. Y a trabajar se ha dicho.

Haciendo propaganda comercial a los establecimientos mas florecientes como La Trentina, o la Librería Montes, o la Ferretería de Joaquín Lan Yen. Unos 5 chicos, encabezados por Luis Fuentes que le daba muy bien a la guitarra, y con mi paisano Jorge Tejada como pregonero.
Actividades individuales como la que me tocó hacer, apoyar a las Señoras con sus bolsas de mercado. Y otras actividades, según la iniciativa del caso.
Los chicos del INA 16 (Instituto Nacional Agropecuario), castrando cerditos y otras actividades que les permitía su adiestramiento.
Vi también algunas chicas de la Candelaria tomar por asalto los puestos de lustrado de zapatos, desalojando a sus andinísimos gerentes, y ejecutando ellas mismas (con la infladita recaudación correspondiente) esa labor.

Dentro del Mercado esperé a mi primer cliente. No recuerdo si llegué a proponerle, o la señora adivinó la intención. Al rato me vi acarreándole las bolsas en dirección a la plaza. Me despidió pronto, para perderse en el trajín de la calle Comercio.
¡Cinco soles en billete de papel! No era poca cosa. Pero al avivato tesorero, el “chino” Lazo, no le pareció del todo bien.

¡Cómprate algo! Porque el papel no tiene peso. Las monedas hacen más pesada y ruidosa la alcancía. Me traes el vuelto -en moneda, claro-.

La honestidad terca, es a veces una carga, reconozcámoslo. Me negué. Pero llegamos a algo mejor. Se cambió todo a moneda. Y a proseguir la labor recaudadora.
La cantidad final, al igual que otras donaciones famosas como las joyas que proporcionaron las damas limeñas para la campaña contra Chile, no seria cuantiosa, ni decidiría el final de una guerra pero tuvo la gran virtud de extraer y mover voluntades.
Pero seamos positivos. Efectivamente, muchos años después, al mirar el Centro Cívico Camanejo con la inmensidad de la iglesia que destaca en el conjunto, puedo decir con algún resto de orgullo, que aunque sea un instante de mi vida como estudiante quedó capturado en su estructura.

1 comentario:

  1. Interesante anécdota. Ya había intercambiado comentarios con Don Eloy Lima. Pero con esas acciones sobran las palabras que quedó pendiente en http://www.decamana.com/columnistas/la-justicia-absoluta-es-la-mentira-mas-grande-de-la-humanidad

    Saludos cordiales.

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