Olivo
Originario del Medio Oriente, el olivo tiene un extenso recorrido a través de lo distintos pueblos y épocas de la historia. Fueron los fenicios y griegos los primeros en cultivarlo, los romanos lo distribuyeron por su vasto imperio y los árabes aportaron las técnicas para su recolección y uso. En la península ibérica se le cultiva desde el siglo I, y en el siglo XII los árabes de Andalucía escriben un tratado sobre su aceite.
El primer olivo es traído al Perú por Don Antonio de Ribera en el año de 1560. El acaudalado Ribera había participado activamente en las guerras civiles de los españoles en los primeros años de la conquista del imperio inca. Regresó a España en 1557 con las maletas llenas de oro, para finalmente regresar al nuevo mundo en 1560 trayendo consigo varias estacas de olivos seleccionados.
De las estacas de olivo tan solo llegaron 3 en buen estado, por lo que Don Antonio dio indicaciones precisas para ubicarlas en su huerto y encargó cuidado exclusivo a uno de sus criados.
En esa época los plantones traídos de Europa eran muy preciados y sus primeros frutos eran celebrados por los vecinos de la capital. Así, no es extraño que los primeros olivos y su crecimiento eran motivo frecuente de conversaciones en los primeros círculos limeños y había constante atención y visitas en el huerto de Don Ribera.
Pero en esta parte de la narración es que sucede algo anecdótico. Un día en que Don Antonio fue a visitar como de costumbre su huerto, reparó que una de las estacas había desaparecido. El español montó en cólera y desterró a su criado. Con guardias y esclavos buscó por todos lados y finalmente ofreció recompensa a quien le diera información del olivo perdido.
Nunca lo encontró.
Según el cronista Mendiburu, la estaca robada tuvo paradero final en Camaná, en donde creció y dio origen al cultivo de olivos en nuestro valle. Podemos decir entonces que Camaná vino a ser la segunda ciudad del virreinato en que se cultivó este cotizado árbol.
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El cultivo de olivos en Camaná creció hasta convertirse en un referente del valle y empezó a abastecer otros lugares del país. A su paso por Camaná, el sabio italiano Antonio Raymondi anota:
"Los cultivos del valle de Camaná son: Caña, Olivos y Ají...
De las aceitunas extraen aceite, el que exportan a Lima, a las islas de Chincha o al interior. El valle de Camaná, producirá, término medio, 20000 arrobas de aceite al año...
La elaboración del aceite se hace en este lugar del mismo modo que en Europa, por haberse establecido en él, desde 1850, algunos italianos que implantaron las maquinarias necesarias para esta industria".
Conforme pasaron los años y con el crecimiento urbano estos árboles han venido desapareciendo. Por la Monografía de la Provincia de Camaná de José María Morante sabemos que hubo olivos en los terrenos donde actualmente está el Mercado Central, en el lugar donde se ubicaba el ya destruido cine Colón, en La Romera (Cerca a la I.E. Sebastián Barranca), entre muchos otros huertos que rodeaban la ciudad.
A pesar de que aún hoy existen olivos en Camaná, estos son apenas una sombra de su época de esplendor.
La industria local de aceite de oliva existió hasta inicios del siglo XX. La expansión de otros cultivos fue dejando de lado a los añejos olivos y con ello también paralizó la producción de aceite de oliva, cerrando con ello un largo y memorable capítulo de la historia de Camaná.
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Camaná en marzo de 1944. Los huertos se confunden en medio de las casas.
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